canto al calor o canto acalorado (segunda parte)
Melancolía en mano, me dirijo hacia mis inicios en los gustos marcativos. Esos que son de gran ayuda al elegir por donde caminar, correr, por donde saltar y tambien bailar. Qué esquivar y qué transitar en puntas de pie, de ahí en adelante y, quizá, sólo por un tiempo.
Nan, mi querida Nan, te recorrí. Te vigilé. Te bailé. Te canté. Me cambié delante tuyo. Me dormí para vos. Lloré con vos. Te guiñé el ojo. Te sonreí. Te olvidé por un tiempo. Largo tiempo. Y de golpe, así como se me surgen las cosas a mí, de golpe, recordé tu "Sisters, Saints and Sybils"(*): según mi memoria del 20 de abril de 2005, cuarenta minutos en el malba a sala llena. La voz en off de una joven mujer describiendonos lo que era extrañar a quien ya no estaba. A quien la marcó, a quien la guió y a quien la hizo tan pero tan audaz como solo ella pudo haber sido. Es raro, pero nos hablaba en varios idiomas. "Presente", dijo la traducción. Nadie la notó. Todos queríamos sentir la voz de Nan presentandonos a su hermana suicida, su gran amor. No se dió cuenta que ya la conocíamos, como ella misma dijo, ya la habíamos visto mil veces antes.