08 febrero, 2007

extra brut - semi tercer entrega

difícil se me hace en este momento escribir algo altamente ducho sobre "Las alas del deseo" (mi gran gran película) y sobrel maistro di maistros Wim Wenders. así es que, solamente, me voy a remitir a un corto opinar, a la doxa de aristóteles que tanto me atrae (aprobada semiología del cbc).
deseo decir que cada cosa que wenders se propone la convierte en un wonderful grey sky full of threatening thunders and a cold but quiet wind over a lime green prairie. me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta me gusta
perdón, no lo puedo evitar.
con razones más que suficientes y, seguramente, deseosos ustedes de ver la película ya mismo, posteo aquí unas palabras que funcionan como tronco/base sobre el cual se eleva la obra.



Cuando el niño era niño iba con los brazos colgantes, quería que el arroyo fuera río, que el río fuera torrente y éste charco, el mar. Cuando el niño era niño no sabía que era niño. Todo le parecía animado y todas las almas le parecían un todo. Cuando el niño era niño no opinaba sobre nada, no tenía ningún hábito. Frecuentemente se sentaba en cuclillas. De pronto, se echaba a correr, tenía un remolino en el pelo y nunca paraba para tomarse una foto.
Cuando el niño era niño era tiempo de las siguientes preguntas: ¿Por qué yo soy yo y no soy tú? ¿Por qué estoy aquí y no allá? ¿Cuando empezó el tiempo y dónde acaba el espacio? ¿Es la vida bajo el sol solo un sueño?
Cuando el niño era niño como alimento le bastaban una manzana y pan; y así sigue siendo. Cuando el niño era niño, las moras le caían en la mano como solo ellas lo hacen. Y así sigue siendo. Las nueces frescas le escaldaban la lengua. Y así sigue siendo. En cada monte ansiaba el monte más alto y en cada ciudad ansiaba una ciudad aún mayor. Y sigue siendo igual. En la punta de un árbol cortaba las cerezas emocionado, como lo sigue estando. Era tímido ante los extraños y lo sigue siendo. Esperaba la primera nieve y la sigue esperando. Cuando el niño era niño tiraba un bastón como lanza contra un árbol y ésta aún sigue vibrando ahí...


Otros filmes de wenders: "Tan lejos, tan cerca!" (segunda parte de "Las alas...", imperdible por las combinaciones de géneros), "El amigo americano", "Buena Vista Social Club", "Paris, Texas" (es larga pero vale la mayor de las penas).


ACLARACIÓN: la película "Las alas del deseo" de Wim Wenders no se merece tremendo y tan corto trato pero la ansiedad bruta por compartir es así; te pide más y más y, cada vez, más rápido. ahora bien, cuando la pueda tranquilizar un poco, publicaré una cosa más monona.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La misma ansiedad tuve cuando terminé de verla y te tuve que llamar, embaladísimo con lo de "Experiencia y pobreza" y las armaduras y eso...

Qué linda noche.

.Pau. dijo...

Ma, ahora que me la prestaste despues de tanto escucharte hablarme de tu querida "Las alas del deseo".
Puedo commpartir ese sentimiento de : me gusto me gusto me gusto me gusto me gusto!!!
La pelicula es una poesia entera!

Besotes!

maida maida dijo...

voilá! me gusta que les guste mis fieles brutos.